Las fiestas interminables en torno a macrodiscotecas valencianas marcaron una época que algunos hoy reinvindican.
La Ruta del Bakalao o Ruta Destroy, el nombre con el que algunos de sus promotores más ilustrados quisieron darle un baño de modernidad y vanguardia al fenómeno, convirtió un área de apenas 30 kilómetros en el mayor territorio de la música de baile, el epicentro de la fiesta interminable.